lunes, 12 de mayo de 2008

La reencarnacion en el Budismo (parte 2)


La liberación del ciclo de renacimientos se logra cuando la persona supera las "tres raíces nocivas" el deseo, el odio y el engaño y alcanza el nirvana (la "extinción") o iluminación, que es un estado de paz inefable.
La rueda de los renacimientos abarca seis estadios de la existencia, que deben ser atravesados por todos los seres dotados de sensibilidad mientras haya en ellos karma negativo que eliminar: dioses (devas), asuras (fuerzas elementales), seres humanos, animales, pretas (fantasmas hambrientos que viven en un purgatorio de deseos insatisfechos) y los habitantes del infierno. Para el budismo, "el infierno" es otro estado purgatorio temporal cuyo carácter y duración es determinado por el karma. Sólo en el estadio humano la persona tiene la oportunidad de despertar espiritualmente, y cuando lo logra, deja de estar atada a la rueda de renacimientos, aunque uno puede elegir renacer si así lo quiere. Igual que el hinduismo, el budismo percibe el renacimiento como una desgracia y una carga. Tanto los hindúes como los budistas creen que el último pensamiento en el momento de la muerte determina el carácter de la próxima encarnación. Es por ello que el morir adecuadamente resulta de vital importancia, y existe un arte yóguico de morir y elegir el próximo vientre materno, que es enseñado a los adeptos. De acuerdo con el Libro Tibetano de los Muertos, el Bardo, o estado posterior a la muerte dura 49 días y consta de tres etapas de deterioro de la conciencia: la de Luz Clara, o serenidad suprema; la de visitas de las deidades Apacibles e Iracundas, y la de un recuento del karma que concluye con el renacimiento. La misma transición de la vida a la muerte se produce en un estado de inconciencia en un plazo de tres y medio a cuatro días. El Libro Tibetano de los Muertos contiene el procedimiento para lograr esa transición sin perder la conciencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Grande es tu tarea,pero llevar el conocimiento a otro llena de regocijo a veces y de dolor otras veces,pero ese es el sendero.(humildemente)